Excelentes ideas...Tenemos que hacerlas realidad
Muchos podrán creer que vengo a hablar de lo mismo, como si no se hubiese dicho suficiente ya. Para nadie es un secreto que la alimentación está estrechamente relacionada con la alimentación, aunque algunos factores genéticos y de estilos de vida también sean los responsables de este padecimiento. Muchos nos observamos ante el espejo y evaluamos nuestra figura en: normal, delgado, con ligero sobrepeso u obeso, en ocasiones consideramos a nuestros hijos muy delgados o delgados cuando en realidad se encuentran dentro de parámetros normales. Es una constante en nuestras vidas, el como vemos a quienes nos rodean o nos vemos a nosotros con relación a nuestra masa corporal o como comúnmente se le refiere: nuestro peso. Aunque es un tema trillado, las estadísticas mundiales brindan cifras alarmantes sobre el número de personas con sobrepeso u obesidad. Se encuentran grupos de todas las edades, sexos y razas. Resulta sorprendente también que en el mundo actual coexistan la desnutrición y la obesidad, pero de este último estaremos hablando hoy. ¿Es la obesidad una enfermedad? Se considera una enfermedad multifactorial, eso quiere decir que en su desarrollo confluyen varios factoras, entre los más importantes están los hábitos alimentarios, el estilo de vida y la herencia. ¿Cómo identificarla? La forma más sencilla para identificar tanto el sobrepeso, como la obesidad y la desnutrición son el IMC. Por sus siglas: Índice de Masa Corporal y se puede determinar dividiendo el peso en kilogramos por el cuadrado de la talla en metros (kg/m2) la OMS define el sobrepeso cuando el resultado del IMC sobrepasa 25 y obesidad al sobrepasar los 30. Aunque existe una limitación en este método y es que no hace distinción entre masa grasa y masa libre de grasa, ni informa sobre la distribución de la grasa corporal. ¿Causas de la obesidad? Nuestro organismo necesita nutrientes esenciales para la salud, la reproducción, crecimiento y otras funciones vitales. cada uno de esos nutrientes se requieren en cantidades determinadas según la edad, el sexo, estado fisiológico y el padecimiento de distintas enfermedades. Ninguno puede sustituir al otro, ya que los requerimientos para los humanos de cada macronutriente (proteínas, carbohiratos y lípidos) están determinados con precisión, pues al transformarse producen energía. Si nuestro organismo consume la misma energía que produce, entonces estaríamos en equilibrio energético, pero si ingerimos más energía que la que gastamos, nos encontraremos en un balance energético positivo y ese exceso de energía se depositará en forma de grasa en el cuerpo. Un balance energético positivo sostenido por largos períodos conduce al sobrepeso. El cuerpo humano posee mecanismos que regulan el peso corporal y el balance energético mediante señales que llegan a zonas específicas del cerebro para aumentar o disminuir el apetito. En estos mecanismos intervienen numerosas moléculas que se han ido descubriendo en los últimos años y han brindado mucha luz sobre el metabolismo del obeso y las posibilidades de desarrollar determinados medicamentos para la obesidad mórbida o los sobrepesos. Una de las moléculas más importantes en este proceso de regulación de la ingestión de alimentos es la leptina, descubierta en 1994. La leptina participa en la modulación de otras moléculas llamadas neuropéptidos, que influyen en la señal de hambre o de saciedad. La influencia del apetito en la obesidad es un proceso a largo plazo que puede manifestar su efecto a los varios meses e incluso años. En el apetito influyen muchos factores culturales, sociales y biológicos. Desde el mismo momento en que vemos los alimentos, comienzan a influir factores como el olor, la presentación, los colores, que inician lo que se conoce como fase cefálica y que se anticipan a la ingestión del alimento. El siguiente paso es la señal que se produce cuando el alimento entra en la boca, señal positiva que estimula la alimentación. Posteriormente se produce otro conjunto que conduce a no seguir ingiriendo alimentos, llamadas señales de saciedad, que controlan el tamaño de la comida y la frecuencia de la alimentación. Un desequilibrio en estos mecanismos puede conducir a las ansias incontrolables de comer que se produce con frecuencia en obesos. En el incremento en proporciones epidérmicas de la obesidad influyen varios factores, entre los que se encuentran fundamentalmente:
La tasa de mortalidad en los obesos es elevada, así como la aparición de enfermedades asociadas.
![]() Al analizar las causas de la obesidad resulta alentador comprender que no es difícil actuar sobre ellas y que en nuestras manos está prevenirla. si bien conocemos que existe un componente genético que puede influir en la susceptibilidad a la obesidad, para que esta se manifiesta es necesario un estilo de vida que evite el sedentarismo, una alimentación de calidad y para aquellas personas con antecedentes de obesidad en la familia deben velar más estrictamente por sus hábitos alimentarios y su actividad física diaria. Por último y como recomendación personal, deje de creer en cuentos de camino, no hay fórmulas mágicas, remedios milagrosos o conjuros fantásticos, es compromiso, conciencia y disciplina. Necesitamos alimentarnos, necesitamos energía, dejar de comer no es la solución y es un peligro a nuestra integridad física, no existen especialistas reales que le sugieran esto, hidrátese bien y consumas los nutrientes que su cuerpo necesita en cantidades y momento oportuno. Su familia se lo agradecerá. Deja tus comentarios
0 Comentarios
Deja una respuesta. |
AuthorMirelys Mejías Denis: Ingeniera en Alimentos, apasionada por las Tecnologías Alimentarias, la Nutrición y los aditivos alimentarios. Comprometida con el uso de materias primas responsables y saludables. Archives
Enero 2021
Categories |